En primer lugar, CONECTA con tu amigo, hijo o ser querido. Empieza por exponer los comportamientos que has visto, sin juzgarlos. Luego, escucha su respuesta. A partir de ahí, empiece a explorar por qué la persona se comporta así.

Asegúrate de no minimizar los sentimientos de la persona ni decirle lo que tiene que hacer. No te enfades ni te emociones en exceso. En este punto, lo único que debes hacer es escuchar con atención, responder y explorar el estado emocional de la persona.

Por último, PERSISTE en normalizar las conversaciones sobre salud mental y en reforzar los comportamientos de búsqueda de ayuda.

Si tu amigo te sienta para una segunda conversación sobre su estado mental, estate atento (mientras te cuidas también). Si su hijo le pide que programe una cita de seguimiento con su médico, hágalo. Y si tu amigo, hijo o ser querido sigue sin reconocer que puede tener un problema, vuelve a hablar con él (y díselo a otra persona si es necesario).

También puedes seguir formándote a ti mismo y a tus compañeros en el tema de la salud mental. A continuación, hemos reunido algunos recursos adicionales que pueden ayudarle a hablar de la salud mental de los adolescentes.